Twitter nos fuerza a amar

Antes de ayer Twitter implementó un cambio importante en una de sus principales características que afectan al tipo de relaciones sociales que establecemos en red (y que por tanto afectan a la gestión de nuestras identidades digitales): anunció la sustitución de los FAVs (representados por estrellas) por LIKEs (representados por corazones). La explicación oficial que da la compañía es:

“Te pueden gustar un montón de cosas, pero no todas esas cosas pueden ser tus favoritas. El corazón, en cambio, es un símbolo universal que resuena en todas las culturas, tiempos y zonas. El corazón es más expresivo, permitiéndote transmitir toda una gama de emociones y conectando fácilmente con la gente”.

Está claro que el “Like” se ha impuesto en las diferentes redes sociales (a pesar de que ahora Facebook haya decidido implementar otro cambio para aumentar la variedad de sentimientos y reacciones que podemos mostrar ante un determinado contenido). La usuarios más jóvenes probablemente son más del “Like”.

Ya supuso un cambio polémico el hecho de que Twitter comenzara a notificar los favoritos. Al principio no eran un sistema para mostrar interacción. Eran algo que el usuario escogía como usar y aunque era accesible a los demás, generalmente tenía usos privados tales como guardar enlaces que nos interesaría ver más tarde. Pero una vez se empezaron a notificar, la variedad de usos era ciertamente interesante.

El FAV podía servir para hacer notar que estábamos ahí o que habíamos leído algo, sin necesidad de que nos tuviera que gustar. El FAV servía como aniquilador de conversaciones (¿Cuántas veces no hemos tenido acaladoradas discusiones que terminaban con una guerra de FAVs? ¿O para mostrar un “bien jugado”?). El FAV servía como un guiño no necesariamente ñoño, generoso o  amoroso, un “me he enterado”, “estoy al loro”, “he pasado por aquí”. O incluso “estoy aburrido, me voy”. Pero sobre todo, se pierde la posibilidad de hacer notar que un comentario no nos gustaba. Al igual que muchos usuarios avisan incluso en sus biografías que el RT no significa estar de acuerdo, muchos FAVs eran usados para mostrar una elegante disconformidad.

Twitter dice que el FAV podía ser confuso, cuando en realidad el FAV era polisémico. Forzándonos a usar Likes representados en Corazones están matando parte de la riqueza comunicativa que se hayaba en la versatil indeterminación de los FAvs. Twitter nos fuerza a amar porque los expertos en marketing digital están obsesionados con los haters y con la regla de “Don’t feed the troll”. Pero afortunadamente, la comunicación humana es lo suficientemente compleja como para que mostrar disconformidad o matizar un sentimiento no nos convierta en un “Hater”. No hay más que ver nuestro propio lenguaje corporal: ¿Cuántos significados puede tener que nos encojamos de hombros?  Las palabras son a veces demasiado precisas y una herramienta imprecisa era rica en su uso precisamente por eso. Una pena que twitter aniquile eso. No nos gusta.