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Al vivir en un momento repleto de constante cambio, los establecimientos de toda la vida se han de adaptar a esta evolución a riesgo de incluso desaparecer si no lo hacen correctamente. Esto ha pasado una y otra vez en muy poco tiempo desde la “era de las pantallas”. Primero fue la televisión la que llegó a sustituir tanto al cine como al teatro o a la radio, después las plataformas streaming, los smartphones y los ordenadores… Pero al final todo convive en mayor o menor armonía.

Es cierto que todavía no ha llegado a desaparecer del todo casi ninguna de estas viejas costumbres, pero también sufren transformaciones o adaptaciones. Ciertos estudios, de hecho, mantienen que formas de arte comercial como el teatro, pueden ver algún tipo de renovación en un futuro cercano gracias a elementos como la realidad aumentada o tecnología del mismo estilo.

El futuro de toda arte escénica tendrá que tener en cuenta todo tipo de exploración, ya sea narrativa, cultural y, por supuesto, técnica. Las narraciones transmedia cada vez son más habituales en la sociedad, por lo que la llegada del Live Cinema o Cine en Vivo es simplemente una evolución del séptimo arte.

Live Cinema: una forma de lucrarse personal y profesionalmente

Los establecimientos dedicados al teatro o al cine cada vez están más deshabitados, esto es un hecho contrastado. Al fin y al cabo, estos negocios tratan de atraer tanto a espectadores como a creadores de contenido y hoy en día se pueden encontrar de forma digital. Sin embargo, especialistas en tecnologías emergentes están convencidos de que todavía hay sitio en el mercado para este tipo de narrativas.

Muchos de estos expertos consideran que la tecnología actualmente ha alcanzado la “mayoría de edad”, no como herramienta técnica, sino también como fenómeno social. Esto abre muchas puertas al Live Cinema, pero primero hay que tener claro qué significa.

Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de hablar sobre el Live Cinema es que se trata de una creación simultánea de audio e imagen en movimiento y a tiempo real. Las personas implicadas participan en un diálogo que integra ciertos conceptos normalmente más complejos que cualquier creación audiovisual habitual o dedicada al sector comercial. También es importante el espacio además de la narrativa, ya que se trata de una escenografía de altos requerimientos técnicos y estructura singular. Esto implica nuevos métodos de dirección tanto para el teatro como para el cine, también un cambio sustancial a la hora de la estructura de los guiones y hay que tener en todo momento las posibilidades que ofrece la transmedia.

Si lo pensamos bien, nadie interpreta un texto o una circunstancia igual que otra persona, todos tenemos nuestra visión individual y esto es de vital importancia para la supervivencia de la narración. La diversidad implica crecimiento y esto hace que el arte sea único y esté sometido a un constante cambio y crecimiento.

El público es un factor determinante a la hora de determinar qué productos mediáticos va a ir tomando presencia en la sociedad. Visto que el teatro está cada vez menos valorado y el cine (al margen de superproducciones de grandes productoras) también está perdiendo terreno, esta nueva fórmula abre una alternativa muy interesante. La compañía Sydney Theatre se ha dado cuenta de ello y ha llevado a cabo algunas de las producciones de Live Cinema más destacables de los últimos tiempos.

Un sinfín de posibilidades

Este estilo fusiona las tecnologías de la actualidad para mejorar técnicas como la improvisación. Parece que últimamente está muy de moda combinar técnicas modernas para reforzar las que llevan toda la vida funcionando y el resultado suele ser muy bueno. Es muy importante tener en cuenta el mundo digital y la hipermedia, de la cual ya hablaremos en otro momento.

Pongámonos en la hipotética situación en la que el protagonista de una actuación lleva unas gafas y, sin que el público esté al tanto, estas gafas son de realidad virtual. Esto puede servir de estímulo al propio actor. Además de esto, los intérpretes también pueden llevar auriculares o todo tipo de dispositivos que les pongan en contacto con el director. En este tipo de obras todo confluye: las pantallas muestran lo que sucede mediante planos previamente pensados, las cámaras graban el escenario, la música acompaña la narrativa…

También es posible que dos elencos diferentes de artistas representen la misma historia. Este tipo de “experimentos” le dan un toque teatral, son experiencias diferentes, pero al mismo tiempo se graban para poder emitir el producto. Ofrecer una experiencia teatral en directo (parecida a la de una obra de teatro, que, cuando la vea el público, será esencialmente eso) y, al mismo tiempo, filmarla para su emisión. Además de esto, se reproduce también en vivo, es una completa simbiosis entre el teatro, la televisión en directo y el cine.

Mucha gente afirma durante las últimas décadas que el mundo audiovisual está en crisis creativa, que llevamos demasiado tiempo haciendo lo mismo, pero este tipo de propuestas demuestran que simplemente se está gestando un gran cambio. Una fase repleta de cambios. La sociedad entera se encuentra en un momento en el que la tecnología comienza a ser, prácticamente parte de nosotros mismos y el cine ha comenzado a cambiar también en esa misma dirección.

By Antonio